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Me gusta ver algunos reality shows en la televisión, como “¡No te lo pongas!” o “Trinny and Susannah”.  Se trata de cambiar totalmente el guardarropas de alguien a quienes sus familiares y amigos creen que se viste… mal.  Es bastante común que sean mujeres que jamás han gastado en sí mismas, pero sí para sus hijos o maridos o que ayudan a otros y que se esconden detrás de ropas demasiado grandes o ridículas.
 
Es bastante sorprendente a veces lo mal que se sienten cuando se tienen que ocupar de sí mismas, alejadas de todos.  Se niegan a gastar ¡tanto! en un tapado o en un par de zapatos.  En el fondo, se consideran feas, muy gordas o muy flacas, poca cosa, se han olvidado de sí mismas (si alguna vez se consideraron).  Algunas tapan esto con actitudes extravagantes o serviciales pero, al final, terminan dándose cuenta de su poca autoestima, de la necesidad de estar tras de los demás para ser alguien. 
 
Con el enorme cambio producido (no sólo externamente sino internamente), vuelven a sus casas y se encuentran con que los otros las aprecian más en esa nueva actitud que como estaban antes.  Esa es la paradoja de muchos (de las mujeres en especial): creen que son más valorados cuanto más se sacrifican, pero en realidad es al revés.
 
¿Por qué?  Porque esa actitud es una carga para los demás: tenemos que hacer felices a mamá porque ella se sacrifica por nosotros.  Ella no es feliz sola, ella no es nadie sin nosotros, ella da tanto que uno no puede compensar eso jamás, ella… nos carga de culpas…
 
Invariablemente, hay una cuota de resentimiento de las dos partes en esto.  De una, porque se pone a un lado, porque no tiene vida propia, porque no es reconocida.  De la otra, porque siente ese reclamo (expresado o no).
 
Por otro lado, esto encubre algo más profundo: una parte evita conocerse, ocuparse de su propio bienestar, saber qué otras posibilidades tiene.  La otra, evita crecer, hacerse responsable de su vida.  Las dos tienen un acuerdo tácito de mantener ese estado, sin desarrollar el verdadero potencial que traen.
 
¿Las mujeres “modernas” se salvan de esto?  No.  Más bien están más cargadas todavía.  El otro día, escuchaba la publicidad de una revista para “la mujer que era perfecta en todo: hermosa, excelente profesional, madre genial, esposa cariñosa, etc., etc.”.  ¡Mi Dios!, pensé, ¿alguna otra exigencia?  Tironeadas por sus propias demandas, las de sus hijos, las del trabajo, las de sus maridos, terminan abrumadas, cansadas, irritables. 
 
¿Y los hombres?  ¿La sacan mejor?  No.  Su viejo de rol de “proveedor” está más difícil y exigido que nunca.  Además, los cambios en las mujeres han puesto en entredicho mucho de sus ideas y acciones y les cuesta encontrar una nueva posición.
 
Hombres y mujeres están agobiados y oprimidos por antiguos y nuevos imperativos, con la imposición de que “deben ser perfectos”.  El Ego se mata con este tema, ya siempre se siente inadecuado, inacabado, desacertado, por lo que no puede percibir que YA somos perfectos e íntegros.
 
Como comentaba en el anterior Boletín, no es cuestión de correr detrás de las quimeras que la sociedad vende.  Más bien, se trata de frenar y replantearse quién es uno, qué quiere, cómo lo quiere, con quién desea compartirlo, para qué está aquí.  En fin, las grandes preguntas de siempre, que no conviene mucho reflotar porque, de lo contrario, saltarían las tontas y pobres pretensiones de estos tiempos, vestidas de Versace.
 
Como nunca, asistimos al embrutecimiento de las masas a través del entretenimiento (como escribí en “Discriminando” en el blog).  Nos cuesta horrores  estar en silencio, solos, escuchándonos.  Inmediatamente, crece el miedo, el vacío, los planteamientos, los sueños irrealizados, las recriminaciones. 
 
Confiar en nosotros mismos y en la Vida es una respuesta.  Una renuente respuesta al principio, ya que no estamos habituados.  Como mucho, después de leer material de autoayuda, confiamos en ser “positivos”.  Algo es algo, pero en el fondo no es más que lo mismo disfrazado. 
 
Confiar es abrazar la vida con todo lo que tiene.  Es saber que puedes con cualquier cosa, porque tú has creado esa cosa.  Es entregarte al fluir.  Es creer que todo es para tu propio bien y de la totalidad.  Es rendirte a la magia del presente, a este instante fugaz y eterno.  Es aceptarte y amarte.  Ya.

Un artículo publicado en Abrazar la Vida

Todas las personas en todo el mundo, a pesar de nuestras pequeñas o grandes diferencias, tenemos un sueño, un gran sueño que deseamos alcanzar y realizar en la vida. No importa lo que estés haciendo o en lo que estés trabajando, alcanzar esa meta, ese ideal, ese Gran Sueño, es lo que realmente va a hacer tu vida completa, es lo que va a permitir,  tu auténtica y verdadera realización..

Lamentablemente muchos nos dejamos vencer por los obstáculos y por los temores internos que se atraviesan en nuestro camino y muchas veces dejamos en el olvido o en el capítulo final  de nuestro libro de recuerdos, ese sueño, ese gran sueño por el que alguna vez luchamos con tanta ilusión y esperanza ó quizás por ese sueño, por el que nunca hicimos nada, absolutamente nada por alcanzarlo.

Los grandes emprendedores de la historia mundial, dejaron muchas cosas y temores atrás por ver transformar en una realidad esa idea, esa meta, ese sueño que no los dejaba dormir…

¿Qué fue fácil para ellos?

No lo creo… el camino hacia la conquista de nuestros sueños, no es fácil, esta plagado de muchísimos obstáculos externos e internos, el miedo, el temor al fracaso, la falta de fe, la incertidumbre, el desanimo al no ver resultados en el corto plazo, la desmotivación, la falta de persistencia…

Recuerda:

Fallar no te convierte en un fracasado. Rendirte, aceptar el fracaso, y no querer volver a intentar si lo hace.

Elbert G. Hubbard

 

Si ellos, Bill Gates de Microsoft, Jeff Bezos de Amazon,  Steve Jobs de Apple, Michael Dell de Dell Computer, Walt Disney de Disney entre muchísimos otros, lo pudieron hacer…

Alcanzar su Sueño…

¿Porqué nosotros no?,

 Ellos persistieron y nunca dejaron de creer en sus sueños y al final de su ascenso a la cima y luego de atravesar infinidad de obstáculos y barreras, vieron finalmente coronado todo su esfuerzo, paciencia y fe en que si podían lograrlo.

Disfruté de mis años en la universidad y en muchos aspectos me apenó dejarla. Lo hice sólo porque tenía una idea, fundar la primera empresa de microordenadores, que no podía esperar.

Bill Gates

Sin embargo, hay algo muy importante en el éxito de todos ellos y que es imprescindible resaltar, todos sin excepción, se divertían con lo que hacían, cada paso que daban en su camino a  la cima, era hecho con amor, pasión y fe, el éxito cayó luego por su propio peso.

Y es que no puede haber Éxito si no haces lo que realmente te gusta, cualquier cosa realizada con amor definitivamente ha de tener éxito, tarde o temprano.

No hay triunfo sin sacrificio, el sacrificio de haber convivido con la incertidumbre durante el camino a la cima, esa incertidumbre que muchísimas veces ha matado los sueños de hasta de los mas entusiastas y tenaces emprendedores.

Todos los que han logrado cosas grandiosas en la vida, han tenido un gran propósito, fijaron la mirada en un objetivo que se encontraba alto, uno que en ocasiones parecía imposible.

Orison S. Marden

Soñar en grande es una de las acciones más grandes y maravillosas que puedes hacer en la vida.  No importa tu profesión u ocupación. Si eres un fabricante de ropa de vestir, no fijes tú mirada solo en vender tus productos, fija el sueño de tu vida  en ser el fabricante de ropa más reconocido y admirado del mundo;  Si eres un arquitecto, no fijes tu mirada en solo diseñar edificios de departamentos, fija tu sueño en diseñar los mejores departamentos del mundo entero;  Si eres un escritor, no fijes tu más grande meta en simplemente publicar o lanzar un libro, fija tu sueño en como lograr  que tu libro sea uno de los integrantes de la famosa lista de Best Sellers del New York Times;  Si eres un economista, no fijes tu mirada solo en alcanzar una gerencia general en una gran empresa de tu país, fija tu sueño en como realizar tu trabajo para alcanzar esa meta y a la vez puedas ser reconocido con un premio nobel en economía; Si quieres ser un gran vendedor, no te conformes simplemente en ser el número uno en tu rama y en tu ciudad, fija tu sueño en cómo convertirte en el mejor vendedor del país entero y porqué no… del mundo entero.

De este modo cuando finalmente alcances tu sueño, tu gran sueño, por el que apostaste y luchaste con toda la fuerza de tu ser, realmente te sentirás como que alcanzaste la cosa más grande y maravillosa del mundo. Ninguna persona desea, luego del gran camino atravesado hacia la conquista de sus sueños, mirar hacia atrás y luego decir, «yo alcancé el sueño por el que tanto luché y con mucho sacrificio, pero pude haberlo hecho muchísimo mejor.»

Como alguna vez leí, “es mejor apuntar a la perfección y fallar, que apuntar a la imperfección y dar en el blanco.”

Estamos en este mundo para realizar un sueño, nuestro sueño. Vivamos por él, hagamos hasta lo imposible por alcanzarlo, pongamos la vida en ello y si nos damos cuenta de que no podemos realizarlo, quizá en ese momento, necesitemos hacer un alto en el camino y experimentar un cambio radical en nuestras vidas.

Y entonces, con otro aspecto, totalmente renovados y con otras posibilidades, lo lograremos.

Es buscando lo imposible como los hombres han encontrado y alcanzado lo posible, y aquellos que se limitaron a lo que visiblemente era posible, nunca dieron un paso.

No deseo terminar sin antes dejarte dos lindos pensamientos:

Todos los hombre sueñan, pero no todos sueñan igual. Aquellos que sueñan durante la noche, en los polvorientos nichos de sus mentes, despiertan por la mañana para encontrar que todo fue vanidad; pero los que sueñan en el día, estos son los peligrosos, porque sueñan con los ojos abiertos para hacer que esos sueños lleguen a ser una realidad.

T.E. Lawrence

El futuro le pertenece a aquéllos que creen en la belleza de sus sueños.

Eleonor Roosevelt

Que tengas Un Excelente Día
Hugo A. Pacheco Canny

Pareciera que muchos «conferencistas motivacionales» están en el negocio del espectáculo.

Le enseñarán cómo debe lanzar gritos para proyectar su fuerza interior o cómo debe saltar y bailar para celebrar sus futuros éxitos al compás de «we are the champions» o de lo que se le ocurra poner a ese conferencista motivacional convertido en diskjockey.

Le harán recordar momentos traumáticos y/o emotivos de su vida en medio de la penumbra rodeado de velas, con vapor similar al de la mejor discoteca y parlantes de alta tecnología que emiten música dispuesta para que usted tenga su sensibilidad a flor de piel y sea mas fácil de manipular.

Otras veces lo convencerán para que camine sobre brasas ardientes para que usted crea que puede soportar todo tipo de dolor. ¿Será una quemadura en los pies similar al dolor de una infidelidad?

Lo harán reír hasta las lágrimas, lo harán participar, jugar como si fuera un niño.

Lo harán romper bloques de madera para representar que puede quebrar sus propios bloqueos mentales.

Ud. Incluso tomará nota de algunas frases y se llevará esperanzado a su casa el último folleto a todo color de su Gurú favorito. Luego todos esos juegos artificiales durarán unos cuantos días y su motivación estará nuevamente por los suelos y será necesario que el «motivador» regrese.

De esa forma muchas personas están siendo «capacitadas» indiscriminada y descaradamente por «motivadores» que no saben de superación personal real y sólo son especialistas en crear riqueza para ellos mismos y para las organizaciones que buscan exprimir a sus trabajadores para obtener mayores utilidades.

El ego del conferencista está tan inflado que podría viajar sobre él.

Las personas están siendo engañadas por estos seudo GURUS de la auto ayuda y son arrastrados por el huracán de este terrible movimiento, el cual con alevosía y ventaja juega con sus sueños, emociones y deseos.

Hoy en día el éxito es un asunto de marketing al más puro estilo norteamericano. Ni bien termina de leer «El vendedor más grande del mundo», ya le están vendiendo «El milagro más grande del mundo». Cuando Ud ya leyó «¿Quién se ha comido mi queso?» sale alguien que le dice «Yo me he comido tu queso».

Tenemos «El milagro de las 7 semillas», «Las 7 leyes espirituales del éxito» y «El monje que vendió su Ferrari» y luego «Las 8 claves del liderazgo del monje que vendió su Ferrari». Ah, y no nos olvidemos de «Lecciones sobre la vida del monje que vendió su Ferrari». En sí, los libros de autoayuda no sirven de mucho porque siempre hay que buscar otros libros de autoayuda nuevos que nos permitan seguir con la idea de que podemos ser mejores de la noche a la mañana.

Pero si se detiene por un momento, se dará cuenta de que ya le lavaron el cerebro y lo pensará dos veces antes de salir corriendo a comprar un libro más, el siguiente en la serie, la ultima revelación, el último secreto, el último milagro, la última semilla, chocolate caliente, queso, vaca, monje o pescado; o lo que se le ocurra al autor motivador.

Yo prefiero ir por un camino diferente, decirle a la gente sobre las verdades del daño de la televisión, radio, cine, diarios, música, educación y salud. Yo prefiero tener la firme convicción de no intentar venderte nada, sólo quiero mostrarte otro camino, darte otras opciones, pero: ¡Si quieres morir, muere!

Yo sólo quiero ser un instrumento en las manos de Dios. A veces siento como si mi voz fuera sólo un susurro indiscreto en medio del ruido de una discoteca, pero luego comprendo que aquel que tiene oídos para oír oirá.

Siempre le pido Dios que me haga un instrumento de su poder y que ponga sus palabras en mi boca. Ahí recién me convierto en un conferencista motivacional con valores. Sé muy bien que no existen recetas mágicas. Tienes que dedicar tiempo, esfuerzo y trabajo para hacer tus sueños realidad. Tienes que evitar contaminarte con la basura de los medios de comunicación. Tienes que huir de los «conferencistas motivacionales». Tienes que amar a Dios por sobre todas las cosas.

¿Para qué quieres ser el más grande del mundo?, ¿para qué quieres ser millonario?

¿No será mejor ser simplemente un ser humano feliz, realizado, lleno de amor para con los demás y disfrutar plenamente de la vida?

Un artículo publicado en http://www.degerencia.com

Una estupenda presentación en formato vídeo

Todo aquello que desees con todo tu corazón y estando plenamente convencido de ello, se hará realidad!

Desde la antiguedad hasta nuestros dias, una de las herramientas Cognoscitivas mas importantes es el Razonamiento, y es asi que cuando un sujeto la utiliza adecuadamente, y en convinacion con la Inteligencia Emocional entonces sera un Hombre de Exito.

Una presentación para conocer y aplicarlas en nuestra vida cotidiana

Un día me contaron como se amaestra un elefante, y como hacer que éste Elefante capáz de mover un arbol sin el menor esfuerzo sea incapaz de mover una pequeña silla; y cómo se asemeja ésto con los seres humanos.

.. Si tú tomas a un Elefante cuando es joven y débil, y le atas una pata con una fuerte cuerda a un gran árbol; notarás con el tiempo algo verdaderamente impresionante…

Como el árbol es más fuerte que el pequeño elefante, este tira y tira intentando liberarse, pero como es pequeño, no puede, y se acaba agotando, se frustra, y aprende a no tirar porque le es totalmente inútil.

Después, cuando es mayor, basta con atar la pata trasera del Elefante a un simple silla, y el Elefante se quedará quieto, sin moverse, porque ha aprendido que cualquier esfuerzo es inútil.

¿Acaso un Gran Elefante no es capaz de mover una Pequeña Silla?

¡Claro que si! ¡Y mucho, MUCHO MÁS! ¡Hasta un Arbol de varias Toneladas si le da la gana!

Sin embargo se rinde antes de intentarlo porque a «aprendido» que la vida es dura y que cuando te atan la pata trasera, de nada sirve intentarlo porque no se consigue.

Y sin embargo el Elefante posee la CAPACIDAD para mover la silla y ser libre para ir a donde quiera… pero prefiere rendirse antes de intentarlo y se queda atado como un esclavo, a una simple silla.

¿A que te suena eso Eolhim?

A muchas personas su Padres, sus amigos, o la misma sociedad, le ata a la Miseria cuando son jóvenes. Le convencen de que «la vida es dura», de que él no puede alcanzar la riqueza, así que cuando es joven, debil e inexperto, quizás lo intente, pero se encuentra atado a algo superior a sus capacidades, por lo que por mucho que lo intenta, nunca consigue nada.

Sin embargo más tarde se hace adulto, posee las plenas capacidades de una persona adulta, Sabe donde Adquirir los Conocimientos y la Experiencia que necesita para Triunfar y por ello tiene la CAPACIDAD para alcanzar el éxito, porque todos la llevamos dentro. De igual forma que todo Elefante, por débil que sea, siempre podrá mover una silla.

De igual manera muchos son los que están atados con una cuerda a una silla, a un simple PREJUICIO, el de que «la vida es dura» y de que ellos nunca conseguirán triunfar. Igual que si el Elefante intentase moverse, se vería Libre ¡No tiene ni que hacer fuerza! ¡Sólo tiene que Moverse! ¡Qué Ponerse en Acción! Porque con sólo mover su pata, ya moverá la silla.

Si tú andreas te pones en acción, triunfarás.

¡Simplemente haciéndolo!. Porque tienes la CAPACIDAD para conseguirlo.

Los prejuicios son muy perjudiciales ¡Sobre todo si nos atañen a nosotros mismos!
Muchas personas creen que no se pueden ganar $ 5,000.oo DOLARES trabajando desde casa con sólo unas pocas horas de trabajo diario. ¿Por qué lo creen así? Porque sus padres, o la sociedad, les ha inculcado que sólo por medio del sudor de nuestra frente podremos ganar mucho dinero.

Sin embargo, la cantidad de trabajo no está relacionada en absoluto con los ingresos. ¿Crees que me equivoco?

Mira a un Peón, se levanta a las 6:00 de la Madrugada y se marcha a trabajar. Se pasa todo el día cavando una zanja y cargando ladrillos de un lado a otro. Quizás trabaja hasta 14 horas al día ¡Puede que más! Cuando llega a casa por la noche, está agotado de tanto trabajar y no es capaz de hacer otra cosa que acostarse y dormir para repetir su agotadora rutina al día siguiente.

Sin embargo, estarás de acuerdo conmigo en que NO es el peón el que más gana…El que más dinero gana es el Empresario.

El Empresario típicamente sólo trabaja unas pocas horas por la mañana. Llega no a las 6:00 de la madrugada, sino quizás a las diez, o a las 11:00. Mira como marcha el negocio, realiza cuatro consultas a aquellos en quien ha delegado la marcha del negocio (capataces, directivos, etc) y después de dar algunas ordenes (por decir que hace algo) se va a casa a disfrutar de su familia, o a jugar al golf, o a hacer todo aquello que desee hacer.

Sabes que esto siempre a sido así. Como ves NO es la CANTIDAD de trabajo lo que cuenta, sino la INTELIGENCIA con el que este se haga. Es la «Técnica», el «Conocimiento» de como se hace ése trabajo.

Porque el que más gana, es el que trabaja de una forma más inteligente, sabia y productiva.

Continuación del artículo anterior….

Cierto día, un buen amigo, agrónomo de profesión, me llamó y me contó algo que acababa de sucederle, algo que me inspiró esta fábula de la avispa amarilla, cazadora de abejas. Mi amigo estaba perplejo, dolido, con la ira atravesada en la garganta. Era un sábado en la noche. Horas antes había ido al supermercado. Llegó a su edificio de apartamentos y observó que un muchacho, cabizbajo, tenía un brazo apoyado en la pared donde se hallaba el tablero de citófonos. Mi amigo descendió al sótano, estacionó su auto y descargó las bolsas con los víveres de la quincena. Oprimió el botón del ascensor y al cabo de un par de minutos se dio cuenta de que el elevador estaba fuera de servicio. Tomó unas cuantas bolsas y subió por las escaleras hasta el primer piso.

Al llegar allí vio al hombre joven, parado frente a la puerta de un apartamento. Mi amigo lo miró, lo saludó y descargó las bolsas en el suelo. Regresó al sótano y recogió las bolsas restantes. Cuando las descargó, el hombre joven se dirigió a él. Le contó que estaba buscando a alguien del apartamento 101, alguien que lo había contratado alguna vez en la central mayorista de abarrotes. Trató de extenderse en detalles, pero mi amigo lo atajó y le dijo: Hágame un gran favor. Ayúdeme con estas bolsas. Sígame y luego termina de contarme su historia. El joven accedió y lo acompañó hasta el quinto piso.

Juntos bajaron hasta la puerta de entrada del edificio. Mi amigo se cruzó de brazos e instó al hombre joven a contarle sus cuitas. El joven, algo tímido, delgado, de bigotito ralo y poca instrucción, estaba desempleado y desesperado. Entre quejas, suspiros y lagrimeos, le dijo que estaba dispuesto a realizar cualquier oficio, el que fuera, con tal de salir de apuros. Mi amigo le explicó que, en aquellas circunstancias, no podía prometerle nada, que nada sabía de él, pero que quizá un amigo suyo podría darle empleo justamente en la central mayorista de abarrotes. Mi amigo le copió su número telefónico y le pidió que se comunicara con él la semana siguiente. Antes de retirarse, el joven le dijo que había caminado más de cincuenta calles para llegar hasta allí y que ya no tenía dinero para regresar a su casa, situada en una población más allá del área metropolitana.

Mi amigo se quedó pensativo, lo miró de pies a cabeza y le dijo: Bueno, le debo una propina por haberme ayudado con las bolsas del mercado, pero… Aquí solo tengo un billete de 50 mil (unos veintiocho dólares al cambio actual). Hagamos un trato. Voy a darle 5 mil pesos. Tome el billete, vaya hasta aquel casino de la esquina y me trae el cambio, que aquí lo espero. Ah, y una cosa más. Recuerde que no tengo idea de quién es usted. Voy a creer en cada una de sus palabras y espero que me demuestre que usted es de fiar, que en realidad se merece una oportunidad… ¡Por Dios, cómo se le ocurre decir eso! Ahora mismito regreso, repuso el mocete entre aspavientos.

Continúa en el artículo siguiente….

Cierto día, al despuntar el alba, una joven y vigorosa avispa amarilla se dispuso, como era habitual, a salir en busca de una jugosa abeja, su presa favorita. Mientras afilaba sus mandíbulas y se acicalaba, sus compañeras la rodearon y comenzaron a cuchichear entre sí. Sentían gran admiración por ella, pues rara vez regresaba al panal con el estómago vacío, pero al mismo tiempo le temían, porque era jactanciosa, ruda y pendenciera.

Anda, compañera, ten un poco de consideración con nosotras y dinos cuál es tu secreto, le dijeron. Vamos, dinos qué deberíamos hacer para alimentarnos tan bien como tú… ¡Ciegas y tontas!, les gritó la ríspida y engreída. ¡Torpes e ingenuas! ¿Acaso no se han dado cuenta de que las abejas y nosotras, las avispas amarillas, somos casi idénticas? ¿Nunca han reparado en eso? Ya que tanto insisten, ese es el secreto, y claro —dijo frotándose las patas y exhibiendo una mueca burlesca— mi audacia y mi ingenio. Nunca temo acercármeles a tres o a cuatro abejas, y hasta a doce, si es del caso. He aprendido a volar como ellas, a saludar como ellas, a ser como ellas. Impregno mi lengua de néctares deliciosos y les digo: Ea, queridas amigas mías, síganme, síganme que allí donde yo voy abunda el alimento. Y las abejas me siguen, por supuesto, y las conduzco a un agujero, y las encierro, y las debilito, y luego mmmmm, banqueteo.

Ese es uno de mis trucos favoritos, y bueno, ya es suficiente por hoy, ¡invéntense los suyos y hasta luego! Entonces la avispa soltó una risotada maliciosa y emprendió el vuelo.

Al cabo de media hora, una ráfaga de viento la desvió bruscamente hacia la dura corteza de un árbol, chocó, cayó al suelo y perdió el conocimiento. Cuando despertó, observó que tres abejas revoloteaban alrededor de unas hermosas y fragantes flores amarillas. Intentó unírseles, pero tenía tres patas rotas y un tremendo mareo. Apenas pudo alzar la voz para llamar su atención. Amigas, amigas, aquí, aquí abajo, socórranme o me muero… Las abejas descendieron y comprobaron que la pobre moriría si no recibía auxilio. Entre las tres la sujetaron y la transportaron hasta el panal lo más pronto que pudieron.

Una vez allí, la avispa recibió todo tipo de atenciones y cuidados. Tendrás que permanecer no menos de tres semanas aquí, y luego podrás regresar a tu panal… Y a propósito, ¿tu panal está muy lejos?, le preguntaron sus benefactoras. Esteee, no, queridas, no, la verdad no está muy lejos. Queda cerca de la Colina del Arco Iris, allí donde cantan las cascadas y donde los peces plateados saltan y juegan todo el día. Los árboles son tan altos que les hacen cosquillas a las nubes y las hacen llorar de la risa, y… y…

Las tres abejas obreras se sentían orgullosas de su buena obra, hasta que un buen día un grupo de abejas adultas, muy mayores, se acercaron y les dijeron: Abejas bienhechoras, cuidado, no es una abeja en desgracia a la que cuidan, es una avispa solapada, artera y maliciosa. ¡Se equivocan, es abeja, es abeja!, respondieron en coro, indignadas. Es amable, cariñosa y nos cuenta mil cuentos; su lengua trae dulcísimas esencias que muy pronto probaremos. Advertidas están —replicaron las mayores; dejen que se cure y ya veremos.

Sanó la avispa y, en una espléndida mañana, dijo: Ustedes, mis tres auxiliadoras, y todas aquellas que quieran seguirme, vengan conmigo. Prometo pagarles los favores con dulzuras exquisitas, con flores por montones. Y así, tras la avispa, volaron sus tres amigas bienhechoras, y otras veinticuatro abejas, hambrientas, revoltosas y muy jóvenes…

Continúa en el artículo siguiente…..

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